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EL PILÓN
Este abrevadero, conocido popularmente como el pilón de la plaza, saciaba la sed de los burros, machos y caballería en general, propiedad de los aldeanos o de todo aquel que vagase por los caminos, siendo Casas de Moya uno de sus lugares de paso. Se construyo a principios de la década de 1950.
Durante casi medio siglo, respondió a la demanda de un trasiego considerable de ganado equino y ovino, aliviando en cierta manera a las aglomeraciones que se daban en el pozo de cañada (ver siguiente punto) a la hora de captar agua para dar de beber a estos animales. Pese a las carencias hídricas de Casas de Moya, el pilón siempre estaba rebosante, ya que se debían cubrir las necesidades fisiológicas mínimas para mantener al ganado con el que se tenía que trabajar, siendo estos abrevaderos exclusivos para ellos prohibiendo su uso para otros fines.
Durante las fiestas populares de verano, también sirvió como reclamo bromista, pues más de uno y una acabaron siendo sumergidos en el abrevadero a grito de "te echo al pilón".
Tras el verano del año 2000, con el asfaltado definitivo de las calles de la pedanía, junto a otros diversos motivos, se decidió ponerle fin a este peculiar monumento que marcó en su día a la sociedad casamoyera, pero ya no se usaba para su cometido inicial.
Sin embargo, en el año 2017 se volvió a construir una réplica exacta en honor al anterior y rememorar así una reliquia del pasado de Casas de Moya. El nuevo pilón posee, en su perímetro, unos grabados en cerámica que ilustran su antiguo empleo como abrevadero y, aunque no es el original, ofrece un guiño nostálgico rememorando un elemento que ha formado parte del patrimonio cultural de la pequeña aldea.
Machos y ganaderos posando junto al pilón.
Caballería abrevando en el pilón.
Réplica exacta del pilón original, construido en 2017.