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EL POZO DE LA CAÑADA - ECOS DE LA HISTORIA EN SU INTERIOR
Este pozo fue el primero que funcionó en la aldea de forma comunal para favorecer la captación de agua a los vecinos y saciar de sed al ganado. Se construyó aproximadamente en la década de 1830 y se encuentra en la parte baja de la población, a las afueras, en la vega donde actualmente se localiza la huerta de regadío de la pedanía, el barranco de Las Cruces.
Era el único punto de captación de agua hasta que en la década de 1950 se construyeron, en la plaza de San Antonio Abad, la fuente con la imagen de la virgen de Fátima y el pilón abrevadero, también de uso público, evitando a los vecinos de la parte más alta del pueblo el tener que subir cargados con los recipientes de agua desde el pozo de La Cañada.
Sufrió una reforma décadas después en la que se cubrió y se motorizó su extracción de agua. Además, se construyó un depositó en su parte superior para captar el agua de lluvia y así aliviar al acuífero subterráneo. Actualmente, sigue en funcionamiento, siendo utilizado por vecinos y visitantes.
Foto del pozo de la cañada. Rubén Guaita.
La localización de este pozo, en las afueras del pueblo, coincide con el camino originario que llevaba hasta Vadocañas y por donde salieron las tropas carlistas en su incursión de 1836. Allí tuvieron lugar unos hechos que se relatan a continuación.
La primera guerra carlista (1833-1840). La expedición Gómez pasa por casas de moya.
Miguel Sancho Gómez Damas fue un militar que, tras intervenir en las Guerras Carlistas, acabó exiliado en Francia. En junio de 1836 se le otorga el poder de liderar una expedición organizada por el comandante supremo del ejército carlista del país vasco-navarro. La misión principal es obtener el dominio de Asturias y Galicia y ejecutar un alzamiento carlista. Aunque fracasó en sendas regiones, en lugar de regresar al país vasco-navarro, decidió iniciar un asombroso trayecto rumbo a Andalucía. Así pues, desde su regreso de Galicia, continuo hacia León, Palencia, Valladolid, Sigüenza y Utiel. El 13 de septiembre la expedición fracasa en su intento de toma de Requena, al ser una feroz plaza isabelina, por lo que las tropas regresan a Utiel. Desde esta última población, el 15 de septiembre, se une al batallón Ramón Cabrera (El tigre del Maestrazgo) y emprenden todos juntos, rumbo hacia Albacete. En su marcha cruzaron la población de Venta del Moro y prosiguieron hacia Casas de Moya. Sobre el mediodía, de los varios batallones de infantería y caballería, formados por unos 2.900 hombres de la milicia carlista más combativa, llegaba al pueblo la cabecera formada por dos escuadrones de caballería. Al bajar de sus caballos, la tropa buscó alimento para ellos y sus animales y se dispersaron para inspeccionar la aldea. Varios de ellos empezaron a husmear precisamente donde se encontraba dicho pozo comunal, lugar que estaba concurrido en esos momentos por varias mozas con sus cántaros a las que los carlistas propinaron un trato vejatorio. Al poco tiempo llegó el grueso restante del batallón que no escatimó en saquear la aldea por completo, aunque sin causar destrucción alguna, pues debían apresurarse en proseguir su marcha por el tortuoso camino hacia el Cabriel. Este hecho quedó grabado en la retina de los apenas 30 aldeanos de la época por el impresionante despliegue de tropas y caballerías que surcaban el término. Tras esta incursión, los carlistas continuaron hacia Los Cárceles por donde cruzaron el río y prosiguieron hacia Casas Ibáñez, desde donde fijarían, posteriormente, su rumbo hacia Andalucía.
Casi dos años más tarde, concretamente el 13 de abril de 1838, una batida de seis carlistas armados alcanzaron de nuevo Casas de Moya, llegando por el camino donde se encuentra el actual Pozo de La Cañada. Allí intimidaron a los habitantes para que los proporcionaran víveres y algún utensilio, concretamente una sartén, vino, aceite y pan. Los asaltantes amenazaron con prender fuego a la aldea si los vecinos no satisfacían sus demandas. Por suerte, tal aberración no llego a consumarse y los carlistas partieron del lugar.