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IGLESIA DE SAN ANTONIO ABAD
La iglesia en la decáda de 1920. Imagen: Asociación cultural
Amigos de Venta del Moro.
La iglesia tras una de sus reformas en la que
se le añadió el reloj. Imagen: Loreto Navarro.
Es una incógnita saber la fecha exacta de construcción de esta pequeña iglesia de la localidad. Algunos documentos coinciden en que su origen es de principios del siglo XX, pero no se concreta su fecha. Sin embargo, sí se mencionan varias fechas de sus reformas posteriores a lo largo de todo el siglo, la última ya recién entrado el XXI, en el año 2001. Desde el año 2007, la iglesia fue declarada Bien de Relevancia Local, la Disposición Adicional Quinta de la Ley 5/2007, de 9 de febrero, de la Generalitat, de modificación de la Ley 4/1998, de 11 de junio, del Patrimonio Cultural Valenciano (DOCV Núm. 5.449 / 13/02/2007).
Fue reformada entre 1923 y 1924, aunque se desconoce el motivo de la reparación. Quizás alguna corrección o pequeño desperfecto o simplemente se le añadió el reloj que se aprecia en la imagen de abajo a la derecha.
Su construcción originaria corresponde al modelo de arquitectura vernácula, siguiendo el modelo de autarquía, utilizando materiales propios del entorno local y siguiendo un procedimiento de edificación tradicional que ha sido traspasado generacionalmente, resultando más sostenible que los métodos realizados hoy en día.
A finales de los años 90, un rayo cayó en el tejado de la torre, dañando toda la estructura del edificio. Finalmente, mediante una organización vecinal y aportaciones de visitantes y colaboradores se pudo recolectar el importe suficiente para su restauración. Se tuvo que reconstruir todo de nuevo, quedando solo los muros antiguos originales y se inauguró de nuevo el 14 de enero de 2001, justo tres días antes del día de San Antonio Abad, santo a la que está dedicada la iglesia.
LA IGLESIA DURANTE LA GUERRA CIVIL
Como todas las iglesias, o casi todas, esta ha sido testigo de numerosos conflictos sociales que acontecieron a lo largo de todos sus años de vida. En 1936, con el inicio de la Guerra Civil Española, la parroquia fue devastada por simpatizantes republicanos en oposición a los del sector conservador más partidarios de la monarquía, la cual había sido abolida unos pocos años antes. Además, estos últimos sentían un gran fervor y una enorme devoción religiosa. Debido a numerosas desavenencias, las imágenes religiosas fueron quemadas o destruidas, así como otras reliquias como sus dos campanas de bronce, el altar y el mobiliario de la sacristía. Tras el fin de la guerra, en 1939 se rehabilitó y se restituyeron parte de sus imágenes religiosas, pues algunas ya habían sido previamente retiradas y escondidas por algunos vecinos. También se volvieron a fundir dos nuevas campanas en los huecos que dejaron sus antecesoras.
La anécdota del carnet comestible.
Tras la guerra civil, con tanto revuelo en la pequeña aldea, entre los que ayudaban a escondidas a Los Maquis proporcionándoles víveres, el lanzamiento de octavillas antifranquistas, y los chivatazos de algunos vecinos delatando a aquellos que estaban afiliados al Partido Comunista, la guardia civil casi no daba abasto ante tanto descontrol. Tal era la agitación que se tuvo que montar un puesto fijo de guardia en apoyo al cuartel de Venta del Moro.
Un día, una pareja de guardias sorprendió a un grupo de vecinos por las calles del pueblo que, supuestamente, tramaban algún tipo de plan para expresar su repulsa al franquismo. Los agentes ordenaron a estos que entraran a la iglesia. Una vez dentro del templo, los dos guardas hacían pasar a los sospechosos de uno en uno a la sacristía para registrarlos e interrogarlos. Al primero de ellos, en el registro, le encontraron su carnet de comunista. Seguidamente, el resto que estaba esperando en la estancia religiosa, pudo oír los golpes que los agentes le estaban propinando a dicho compañero. Con la intención de prevenir lo que se le podía venir encima a otro de los que aguardaban el turno de cacheo, uno de los acusados sacó su carnet de comunista, lo rompió en varios trozos, se lo introdujo en la boca y lo masticó hasta tragarlo. De esta forma evito recibir una más que probable paliza por parte de la benemérita.
La iglesia en la actualidad.
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