1

VISTAS A LA SIERRA DE RUBIAL

Casas de Moya es la pedanía más próxima al paraje de La Derrubiada, una gran área despoblada entre la sierra de Rubial y el río Cabriel. En un escrito de 1818, ese territorio es descrito como “un lugar yermo, áspero, con animales nocivos, montuoso y quebrado, el cual no puede romperse ni reducirse a cultivo, del que se obtiene solo leña, esparto y otras hierbas” Además, “sirve de cobijo a malhechores causando continuos robos y algunas muertes”.


Este rudo paisaje suponía un duro esfuerzo para el tránsito de personas y animales que provenían de los caminos tras cruzar el Cabriel, por lo que atravesarlo era todo una odisea por los riesgos que ello suponía. Además, sus escarpadas laderas, barrancos y crestas albergaban diversas cuevas que sirvieron de escondrijo a varios fugitivos durante ciertos episodios de la historia acontecida en nuestro país.



Vista parcial de la Sierra de Rubial

El nacimiento de la organización antifranquista. Los Maquis:

El establecimiento de la dictadura franquista, al término de la Guerra Civil, supuso una encrucijada en el despertar político y social vivido en los años previos. El nuevo ambiente bélico que se iniciaba con la Segunda Guerra Mundial originó cierto optimismo porque se acabara también con el fascismo en nuestro país. De este modo, un gran número de organizaciones antifranquistas brotaron de manera encubierta a lo largo de todo el territorio español. A finales de abril de 1946, la guerrilla antifranquista estableció un campamento en las Hoces del Cabriel, donde comienzan a extenderse hacia poblaciones cercanas para conseguir enlaces y refuerzos. Es en Venta del Moro y sus pedanías donde esta guerrilla encontró otra organización antifranquista, levantada desde 1942 por militantes comunistas. Fue entonces cuando se consideró a Casas de Moya, dada su cercanía con el campamento, como núcleo principal para abastecerse, como lugar de paso para comunicarse con los enlaces y para el intercambio del correo. Recordemos que esta pedanía es la primera población con la que se encuentran las guerrillas tras ascender desde sinuoso entorno del río Cabriel.


En la aldea se designa a un aldeano para ejercer de enlace para tramitar la comunicación con Los Maquis tanto desde Casas de Moya como desde la Casa del Roto, un caserío propiedad de este mismo aldeano y que se encontraba a mitad de camino entre Casas de Moya y el campamento de la guerrilla, ubicado exactamente en la Hoz de Vicente.

Este casamoyero fue un afiliado experimentado, pues perteneció al Partido Comunista ya antes del golpe militar y marchó al frente en favor de la República cuando se originó la guerra, donde ejerció de delegado del partido.

Entre 1942 y 1943 se intentó crear una organización comunista en Casas de Moya por parte de un sujeto originario de Yecla (Murcia), que había acudido a la zona a trabajar en la construcción del ferrocarril Baeza – Utiel (información ampliada en el itinerario 2: ruta del ferrocarril invisible). Este murciano también fue militante del PC y marchó voluntariamente a la guerra en defensa de la República, aunque fue encarcelado al terminar esta.


Es, pues, en 1946, cuando se originaría en la pedanía la organización antifranquista, amparada por el comité sub comarcal que estaba en servicio en Venta del Moro desde 1942. Entre ambas organizaciones comienzan a planear diversas acciones como el ataque a la central eléctrica de Contreras que se encontraba en construcción.


1

Mapa con la situación de la Hoz de Vicente, en el río Cabriel, la Casa del Roto y Casas de Moya

1

arrojo de propaganda y tiroteo

El principal enlace de los guerrilleros en Casas de Moya, que tenía una propiedad en la anteriormente mencionada Casa del Roto, fue detenido en octubre de 1946 por lanzar propaganda revolucionaria. Por este motivo, los guerrilleros idearon un plan para disimular la implicada colaboración de este personaje junto a ellos, con el fin de que lo liberasen. Dicho plan consistió en inculpar a varios vecinos, algunos simpatizantes de la derecha, en la distribución propagandística y en el suministro de víveres a estos. De esta forma, la guardia civil descubriría que otros tantos estaban implicados también colaborando con los del campamento y dejarían libre, supuestamente, a su principal enlace. Así pues, en la noche del 26 de noviembre de 1946, Los Maquis se presentan en el caserío de “El Roto”, que en esos momentos lo habitaban vecinos de Casas de Moya y Venta del Moro, mientras duraban ciertas labores agrícolas. Allí, la guerrilla les explicaba a los vecinos, algunos de ellos simpatizantes de la falange, los motivos de su lucha, que defendían sus cosechas, que estaban en zona de guerra y que debían de elegir entre ayudarles a ellos o a Franco. Después entregaron dinero entre los allí presentes para que estos les comprasen víveres, además entregaron al líder falangista un ejemplar de “Mundo Obrero”, el órgano oficial de comunicación del Partido Comunista, y acordaron volver a reunirse varios días después. El cometido de este plan era poner en compromiso a aquellos que eran afines al régimen franquista para poder eximir al punto de apoyo habitual de los guerrilleros.

Tras la reunión de esa noche, la guerrilla se dirigió a Casas de Moya, en lugar de volver a su campamento, donde lanzaron octavillas por toda la aldea que contenían diversos eslóganes: “Falange es crimen”, “Joven, sé guerrillero” o “Viva la República”, entre otras.


A la mañana siguiente, el comandante del puesto de la guardia civil, ubicado en Casas de Moya, volvía con su tropa de realizar un servicio nocturno y se topó a medio kilómetro de la entrada del pueblo con varios de aquellos panfletos que contenían tales lemas. De inmediato, dieron aviso al sargento del cuartel de Venta del Moro, el cual se dirigió a Casas de Moya junto a otros guardias. Juntos efectuaron registros por las casas de los considerados como sospechosos comunes e interrogaron a los más afines, pero nadie pudo dar detalle alguno sobre lo sucedido.


El 30 de noviembre, según lo acordado, los guerrilleros volvieron a reunirse en El Roto para recoger las provisiones, especialmente harina con la que, junto al resto de suministros, elaborarían pan en los hornos que allí se encontraban. Posteriormente, la guerrilla decidió pasar la noche allí en lugar de volver al campamento, a pesar de haber sido informados de que esa misma mañana varios vecinos de Villargordo del Cabriel y Venta del Moro fueron asaltados por otra banda cuando iban camino hacia Vadocañas para comprar provisiones y comerciar con ellas después de forma ilegal. También fueron informados de que la guardia civil rondaba por la zona. Sin duda, una imprudencia decidir pernoctar allí, sabiendo además que los guardias, a veces, dormían también en El Roto.


Durante la noche, uno de los correos acudió para alertarles de que la benemérita se estaba dirigiendo al caserío. Los guerrilleros se prepararon para abandonar la casa, pero al salir se toparon con los guardias que acababan de llegar. Los primeros comenzaron a huir velozmente al ritmo que los guardias disparaban. Lograron alejarse de forma ventajosa sin mayores consecuencias, entre tanto tiroteo. Pero el resto de los ocupantes de la casa, que habían asistido a la reunión, fueron detenidos y procesados. Algunos, incluso, condenados por el delito de rebelión militar, a un año de prisión. El resto pasaron entre 3 y 6 meses entre rejas.

Debido a este encontronazo, los guerrilleros decidieron reubicar el campamento, por si las batidas de los guardias dieran con él. Así que decidieron trasladarlo más al norte, en La Pesquera (Cuenca), donde había asentada otra unidad guerrillera.


1

Extraído de: ATLAS DE LA MESETA DE REQUENA – UTIEL. Juan Piqueras Haba. 2018

INFORMACIÓN ADICIONAL EN LOS PUNTOS:

3

15